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Curso Anual

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Detalle
del curso

  • Modalidad: Largo aliento. Una clase a la semana, durante 9 meses. 

  • Cupo máximo: 6 personas.

  • Días y horario: Viernes, de 9 a 13 hrs. Sábados, de 9 a 13 hrs.

  • Cupos por día: 

    • 3 estudiantes para el día viernes (curso A). 

    • 3 estudiantes para el día sábado (curso B).

  • Duración: Marzo a Noviembre 2025.

    • Inicio curso A: viernes 7 de marzo.

    • Conclusión curso A: Viernes 28 de noviembre.

    • Inicio curso B: Sábado 8 de marzo.

    • Conclusión curso B: Sábado 29 de noviembre.

  • Valor Total Curso: $2.500.000.-

    • Matrícula: $500.000.-

    • Mensualidad : $200.000.-

  • Inscripciones y mes a mes:

    • Matrícula: Septiembre 2024 a enero 2025.

    • Mensualidades: Desde marzo a diciembre 2025. Pagos dentro de los primeros 5 días hábiles de cada mes.

  • Método de pago.

    • Transferencia electrónica.

  • ¿Cómo te enamoraste de la luthería y qué despertó en tí esta pasión?
    Me enamoré de la luthería cuando estaba terminando mi segundo bajo eléctrico y conocí el taller de mi maestro Jorge Ball Vargas. Darme cuenta que se podía vivir de fabricar instrumentos y estar rodeado de máquinas y herramientas, olor a cedro e instrumentos en proceso colgados en los muros fue algo muy cautivante. Además el taller de mi maestro era muy especial. Estaba emplazado en un mini bosque escondido en medio de la ciudad, construido a pulso con materiales rescatados y tenía un árbol cerezo entre medio que daba un ambiente increíble. Creo que no enamorarse de la luthería en ese lugar es imposible. Pero la pasión por este oficio nació en mí un par de años antes cuando estaba estudiando Diseño Industrial. Hubo dos momentos clave que llamaron mi atención y me calaron hondo. El primero fue toparme con una guitarra fabricada por otro estudiante unos años mayor que yo. Era una réplica de un modelo famoso y estaba increíblemente terminada. Al menos a mi vista inexperta, carecía de cualquier error humano. Entender que ese instrumento no estaba fabricado en serie sino que había sido hecho a mano fue algo que echó abajo todos mis paradigmas. El segundo momento clave fue en un ramo de construcción de maquetas y prototipos. Un estudiante más antiguo me instó a fabricar un instrumento a mano, y para convencerme, me mostró un bajo eléctrico que él mismo había construido el año anterior. Fue en ese instante, cuando tomé el bajo de mi compañero en mis manos, llegó como un relámpago a la mente mi propia historia con una guitarra de mi abuela y descubrí que la luthería era todo lo que yo estaba buscando. Un arte que mezclara el trabajo en la madera, la ciencia, la estética, el diseño y la música. La idea de poder construir mi propio instrumento fue muy poderosa y decidí fabricar mi propio bajo eléctrico. Lo recuerdo como si fuera hoy.
  • ¿Hubo algún momento específico que te enfocó en la construcción de instrumentos o fue más bien un proceso gradual?
    Definitivamente fue un proceso gradual. Hasta los 20 años nunca hubiera pensado que me dedicaría a tiempo completo a la luthería. Tuve la suerte y el privilegio de contar con una familia que siempre apoyó mi desarrollo artístico de alguna manera u otra. Regalándome legos y k´nex para navidad, modelos de autos para armar (y romper), plastilina, arcilla, materiales para dibujar y hacer maquetas, y también inscribirme en talleres de alfarería, orfebrería, guitarra, y deportes para desarrollar mi cuerpo. Mi hermano mayor me enseñó a jugar con todo tipo de cosas relacionadas al desarrollo de la motricidad. Mi primera noción de un taller como espacio de trabajo fue gracias a él, que construía sus propios muebles y siempre se las rebuscaba para inventar objetos extraños. Sin embargo no tenía conciencia de que fabricar instrumentos podría ser un oficio. Conocí el término “Luthería” recién cuando comencé a estudiar diseño. Y me tomó fabricar 3 instrumentos para entender que la luthería podría ser un camino real para mi vida.
  • ¿Qué fue lo más valorable en tus estudios de diseño y luthería con Jorge Ball?
    Entender que existen infinitas maneras de hacer una misma tarea. Y cada manera tiene sus encantos y desafíos. Cualquier camino que parezca más sencillo, termina siendo más complejo que lo que ya vienes haciendo. Con Jorge Ball aprendí cómo funciona mecánicamente un instrumento. Puede parecer simple, pero saber dónde es importante resistir, dónde es importante soltar, en verdad es toda una ciencia. En su taller cambié mi adoración de los instrumentos eléctricos por los acústicos. Simplemente hay una magia en lo análogo que es imposible de alcanzar mediante cables y perillas.
  • ¿Qué es lo más satisfactorio de construir instrumentos a pedido?
    Lograr plasmar en un objeto los deseos y necesidades de otra persona (cliente) es algo tremendamente potente. Ver un instrumento construido por tus propias manos en un escenario, llenando de música el espacio, es una sensación tan sobrecogedora que es difícil de poner en palabras. Es simplemente fenomenal. Esos momentos entregan una satisfacción única que dan sentido a la vida. Por otro lado, el hecho de poder vivir una vida “sencilla” no tiene precio. Estar en un taller haciendo lo que más te gusta es un lujo que pocas personas conocen y eso no es menor. Claro que existen complicaciones en la vida de cualquier luthier, pero tener la libertad de decidir qué hacer con tu calendario es algo que agradezco todos los días.
  • ¿Existieron complicaciones al comenzar este viaje? De ser así, ¿Qué aprendiste de ello?
    Sin duda el camino recorrido no ha sido fácil. Lo que más me ha costado es la disciplina y la constancia necesarias para lograr los objetivos que uno se propone. Al comienzo tuve que enfrentarme al hecho de que era un completo desconocido en el mundo de los instrumentos de autor. Y la verdad es que hoy recién me estoy dando a conocer. Lanzar esta página es uno de los pilares para cambiar este escenario a mi favor. El hecho de que usted esté leyendo esto, es un pequeño gran paso para dar a conocer mi trabajo. Creo que adentrarse en la luthería sin ser músico es partir con mucha desventaja. Todo lo que puedo tener a mi favor en el manejo de diseño, estética y pulcritud en el trabajo en madera, no sirve de nada si no puedes “mostrar” cómo suenan tus instrumentos. Para sortear esta situación he tenido que recurrir (y he tenido la suerte de conocer) a hermosas personas que me han ayudado a probar y dar a conocer el sonido de mis instrumentos. Creo que para tener éxito en la luthería es fundamental adentrarse en la práctica de algún instrumento relacionado con lo que haces. Hoy estoy jugando todas mis cartas para equilibrar mis aptitudes musicales con mis capacidades de constructor. Me queda un largo camino, pero siento que nada es imposible.
  • ¿Dónde ves a Ettore luthería en el futuro?
    Hace algunos años comencé a compartir mis conocimientos sobre este oficio y luego decidí abrir una escuela de luthería. El recibimiento de esta escuela últimamente ha sobrepasado todas mis expectativas y siento que en el futuro sólo puede seguir creciendo el interés de las personas por los oficios. Por lo que el escenario en esta rama es muy alentador. Tengo fé en que mis estudiantes de hoy puedan ser profesores mañana y con ello liberarme un poco de ser la única persona que enseñe en la escuela. En un plano personal, me veo enfocado cada vez más en la guitarra clásica. Es un instrumento que me cautiva profundamente y siento que tiene mucho por evolucionar. A pesar de lo rígido que pueda parecer el ambiente clásico, la vanguardia siempre es necesaria. En este sentido, el uso de materias primas que respeten el medio ambiente y métodos que sean un aporte a la valoración de la cultura local, son algunos de los caminos que estoy explorando y que seguiré poniendo en la mira de mi trabajo.
  • ¿Sientes algún tipo de respeto hacia a lo tradicional y cómo ves la incorporación de nuevas técnicas a este oficio ancestral?
    Indiscutiblemente la luthería de hoy existe gracias al desarrollo de técnicas ancestrales. Previo a la construcción de instrumentos existieron otras aplicaciones del trabajo en madera. Hoy tenemos el honor y la gracia de que todas las técnicas y todos los materiales disponibles pueden ocuparse en casi cualquier oficio. De hecho podemos mezclar oficios y todo está bien. Siempre habrá puristas que quieran mantener todo tal cual. Eso también está bien. Hay espacio para todo. Pero le invito a cavar un bloque de madera. Es difícil saber lo exigente y desgastante que puede llegar a ser tallar un trozo de madera, sino hasta que tomas una gubia y lo intentas. Imagine tener que hacer una tarea muchísimas veces al año. Ahora imagine hacer esa tarea por 10 años. Ahora tome conciencia de que un instrumento musical, hecho de manera artesanal, es la suma de cientos de tareas hechas con absoluta precisión. Puedo asegurar que al cabo de un par de años vas a querer o incluso necesitar sumar nuevas tecnologías a los procesos de construcción. Porque resulta que si no se hace, se queda fuera de competencia. Es así de simple. En el año 2017 hice mi primer charango cavado (estilo boliviano) en madera de raulí. Me tomó 8 horas tallarlo por dentro y 8 horas tallarlo por fuera (estoy hablando sólo de la caja de resonancia. Dejo afuera el mástil, la tapa y todo lo demás). Después de esas 16 horas, que dividí en 3 días de trabajo más un lumbago que me dejó 3 días inhabilitado de trabajar, comprendí que si no me compraba una máquina Router CNC no podría vivir de fabricar instrumentos, porque al cabo de algunos años, tallar a mano tanta madera me significaría indudablemente problemas de salud. Habiendo dicho esto, entenderán que no tengo ningún problema con el uso de nuevas tecnologías en oficios ancestrales. Además, usar mascarillas para protegerse del polvo es también usar tecnología en un oficio ancestral. Usar redes sociales para alcanzar un público mayor, ni hablar.
  • ¿Cómo incorporas tu personalidad a tus instrumentos? ¿Existe algún toque personal que te ayude a diferenciar tus instrumentos de los demás?
    Yo soy una persona muy ordenada y protocolar. Eso se nota en mi personalidad, se ve en mi taller y también en mis instrumentos. Soy un fuerte defensor de que menos es más. Por lo tanto trato de que mis instrumentos sean lo más minimalistas posible, aunque siempre busco un delicado equilibrio entre la sobriedad y el necesario llamado a la atención. Quizás como una búsqueda de validación en cada instrumento. Me gusta que mis instrumentos hablen por sí solos. Además creo que todo acto humano es un acto político. Trato de que mi trabajo refleje mis pensamientos en torno a ello. Principalmente con el uso de maderas nativas, me interesa reflejar el valor de lo local. Evidenciar que no tenemos nada que envidiar como continente, si tan sólo nos diéramos cuenta. Me gusta pensar que mis instrumentos son un punto de cambio en esa perspectiva social. La estética de mis instrumentos es serena. Me gusta que la paleta de colores sea lo más sencilla posible y que el diseño general parezca clásico a simple vista pero que desafíe al ojo crítico.

El curso ha significado mucho para mí. Tanto el proceso como los resultados me emocionan bastante. He conocido personas maravillosas con las cuales se genera una buena retroalimentación en torno a nuestras experiencias y dudas con el oficio, se siente un ambiente organizado y sano donde poder desenvolverse, sinceramente agradezco la oportunidad de haber entrado a aprender un oficio tan hermoso y con un trato mas que digno y humano por parte del profesor.

Tom Martinez

JORGE OLATE EN SU TALLER 01.JPG

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